¿POR QUÉ ME CUESTA TANTO DECIR NO CUANDO ME PIDEN ALGO?

Desde que nacemos nos enseñan a ser serviciales, porque el ser humano es
social y servicial por naturaleza. Desde sus orígenes más remotos ha vivido en sociedad
y pequeños grupos que e han ayudado unos a otros para conseguir objetivos.
Pero todo esto trasladado a nuestra sociedad se impregna de compromisos
forzados y sentimientos de culpa. Y aquí es dónde radica nuestro sesgo.
Es normal que, debido a esos patrones aprendidos desde nuestra infancia,
sintamos que estamos obligados a ceder a lo que nos piden y si no lo hacemos nos
sentimos culpables.
Este sentimiento de culpa se pude ver mucho más claro cuando desde
pequeños nos dicen que si no ayudamos a los demás somos malas personas. Que
primero está el otro y luego tú. Que hay que obedecer a lo que nos dicen.
Este tipo de pensamientos nos generan unas distorsiones cognitivas, que nos
llevan a nuestra propia desvalorización y a sentir que, si no hacemos siempre lo que los
demás nos piden, no vamos a ser aceptados en el grupo e incluso nos van a rechazar.
Entonces surgen los miedos a perder relaciones y afectos.
Lo que habría que entender es que, no está primero el otro, si no que estamos
al mismo nivel y que no voy a dejar de hacer mi vida cada día, por cumplir las
demandas de los demás por miedo a perder su relación.
Y entonces es cuando surgen lo que llamamos límites.
¿Qué son los límites y para que,sirven?
Pues son aquellas líneas invisibles que me sirven para comunicar a los demás
qué quiero y necesito y así poder cuidar de mí.
¿Cómo puedo aprender a poner límites?
En primer lugar,sería conocerte a fondo, es decir, saber qué cosas te gustan,
cuáles son tus valores, tus prioridades y cuáles son las cosas que no estás dispuesto a
negociar.
Hacer este ejercicio requiere mucha sinceridad de tu parte.
Poner límites no significa que seas una persona egoísta, o que vayas a faltar o
dañar a alguien. Ni tampoco eres una persona que se cree superior a los demás, ni eres
mala persona.
Poner límites es, decir no, cuando no quieres algo sin temor a perder relaciones
o ser rechazado. Es decir que sí, cuando quieres algo y también cuando lo necesitas.
También es, no permitir que te falten al respeto y saber valorarte y ponerte al mismo
nivel que lo demás.
Algunos ejemplos de límites serían…
“Prefiero no hablar de este tema”.
“Me encantaría acompañarte, pero tengo cosas que hacer, ¿Si te apetece vamos
mañana?”
“La forma en la que te has dirigido a mí, me ha generado cierto malestar, me gustaría
que la próxima vez…, por favor.”
RECUERDA…
Poner límites es respetarte y amarte para poder respetar y amar a los demás.
Está bien ayudar a otros, pero que eso no re robe la vida, porque estarías siendo
egoísta contigo y no te lo mereces.