El concepto de Mindfulness es de origen budista y ha llegado a occidente para quedarse y cada vez con más fuerza. Su traducción al castellano es “conciencia plena” o “atención plena”. Consiste en el ejercicio de ser lo más consciente posible del momento presente intencionadamente. Sin hacer juicios del mismo. Con el objetivo de prestar la máxima atención a ese instante y sentir serenidad, tranquilidad, paz y bienestar. De este modo abrirte a las sensaciones, muchas nuevas, porque seguramente comiences a percibirlas con esta práctica. De esta manera, amplías el foco de atención. Lo que es, es. Te permite observarlo en el momento presente, tomar conciencia y desde ahí la elección de decisión. ¿Cómo quieres responder a esa situación? En la práctica de Mindfulness, la respiración actúa como ancla.
Normalmente si tenemos una emoción generada por algún pensamiento tendemos a evitarla o huir de ella, sobre todo si es desagradable. Este punto es muy importante para Estrés, la Ansiedad y la Depresión, ya que se originan a partir de un acontecimiento real o imaginado (pensamiento) con situaciones en las que el punto básico es un circuito cerrado (bucle) de emociones, que generan determinados pensamientos, nerviosismo, agobio y preocupación en el caso del Estrés y Ansiedad y en el caso de la Depresión culpa y tristeza. Alimentándose cada vez más este círculo.
Desde la observación que te permite esta práctica, puedes ver y presenciar qué hay tras ella. Reconocerla y gestionarla. Se aprende otro aspecto más del concepto apego. Tomas conciencia de la impermanencia de las cosas, de las situaciones. Que todo pasa. Como mencionaba anteriormente, si la emoción me genera pensamientos desagradables, lo más común en la sociedad es evitarlos y si son agradables nos apegamos a ellos, pero al final la impermanencia de la que hablábamos hará que a eso que nos apegamos y aferramos se desvanezca y volveremos a presenciar una situación desagradable y a su vez a evitarla. Con lo cual, se volvería a hacer una gestión inadecuada de las emociones que nos podría llevar a alguna de las situaciones circulares (Estrés, Ansiedad, Depresión…).
Por lo tanto, con esta práctica de Mindfulness solamente vives el momento presente. Realmente, lo único que existe. El pasado ya fue y el futuro aún no existe. Entender que todo está en constante cambio en nuestra vida, que nada es permanente. Ni los momentos de placer ni los de sufrimiento. Los pensamientos no son más que pensamientos, pero en el momento que nos identificamos con ellos, le damos el valor de realidad. El cerebro la etiqueta y crea un juicio y justo esa es la línea tan delgada que puede provocar si no se gestiona adecuadamente, la entrada al círculo, a esos estados de rumiación, de preocupación, de agobio, de nerviosismo, de culpa, de tristeza, etc…
Con el ejercicio diario de observar estos pensamientos y emociones con apertura, sin apego, sin rechazo, sin juicio. No se trata de pasarlo mal, se trata de observar, conocer nuestros límites y conocernos mejor a nosotros/as mismos/as. Escuchar el silencio, ser consciente de tu consciencia. Darte cuenta de las sensaciones de tu cuerpo, que muchas veces estamos sentados en la mesa comiendo o escribiendo a ordenador y cuando miramos el reloj ha pasado una hora y habíamos mantenido una mala postura que nos ha generado una contractura, por ejemplo. Al principio es normal y muy común que sientas que te sobrepasa, pero vuelves al ancla (tu respiración), equilibras y continúas. Es un entrenamiento.
Te acerca cada vez más a tus emociones, dándole espacio a la vez. Darle espacio significa poner la vista en panorámica y entonces te das cuenta de que hay otras muchas sensaciones a nuestro alrededor y puedes elegir si te quedas sólo en ese foco de dolor, por ejemplo. Si las sensaciones son agradables o no, si tu mente las etiqueta. Sólo observarlo y ser consciente de ese momento. Mindfulness es conciencia, porque somos conciencia.
Te das cuenta que puedes elegir qué hacer, siendo consciente en cada momento y no reaccionar de forma inmediata. Te permite observar tus patrones repetitivos y aprender qué te están diciendo.
Con la práctica de Mindfulness conseguirás mantener tu mente más equilibrada y desde la serenidad y el enfriamiento decidir tus conductas y gestionar todo aquello que recibas del exterior y hasta qué punto quieres que te afecte, porque vives en el momento presente.
Por lo tanto, el Mindfulness aporta unos beneficios que cada vez están más que sobre demostrado científicamente y por eso la psicología se apoya en él para aliviar determinadas condiciones físicas y mentales. Además de reducir el Estrés y la Ansiedad y aliviar los síntomas depresivos, aumenta la percepción, ya que se es más consciente del momento y todo cuanto rodea (objetos, sonidos, olores, brisa, textura…).
A continuación facilito un par de pequeños ejercicios para ir practicando Mindfulness con los sentidos de tu cuerpo. Son los siguientes:
– Contar hasta 10: Consiste en contar desde el 1 hasta el 10, de manera que ningún pensamiento interrumpa tu ejercicio. Es decir, que si vas por el 5 y te encuentras pensando en qué vas a hacer después, hay que volver a empezar desde el principio. Así hasta que se haga de seguido. De forma relajada y acorde con la respiración.
– Trabajando el tacto: meter en una bolsa una serie de objetos y cerrar los ojos. A continuación, ir sacando cada objeto con los ojos cerrados o vendados y simplemente dejarte sentir la textura del objeto, la temperatura, su forma, etc… independientemente del objeto en sí.