Las horas de luz se hacen más cortas, la temperatura más inestable, las hojas de los árboles comienzan a desprenderse y todo se tiñe de marrones, naranjas y amarillos. ¡¡Bienvenido Otoño!!
Con la llegada de esta maravillosa estación, aprovecho para hablar un poco cómo esta estación puede afectar en mayor o menor medida a nuestro estado de ánimo a nivel emocional, mental y físico, y ayudaros con mi asesoramiento. A través de la alimentación podemos regular y encontrar una aliada para nuestro mayor rendimiento y desarrollo personal, además de algunas prácticas psicológicas que os voy a compartir.
En Otoño comienzan los primeros constipados, debido a que la temperatura está en un proceso de transición, hasta reajustarse. Nuestro cuerpo a nivel físico también tiende a adaptarse a la temperatura exterior. Mediante la alimentación podemos crear el efecto calor de forma progresiva, para ir calentando a nuestro cuerpo y así llegar al equilibrio fuera-dentro.
Todo esto es tan simple como ir en consonancia con los ciclos de la Tierra, es decir, basar casi toda nuestra alimentación en comer todos aquellos alimentos que la naturaleza da en dicha estación (de temporada). ¿Cuáles son estos alimentos?
Alimentos de temporada: Pera, cidra, manzana, caqui, uva, mandarina, granada, chirimoya, castaña, calabaza, calabacín, berenjena, boniato, zanahoria, cebolla, rábano, col, lombarda, espinaca, brócoli, hinojo, coliflor, acelga, nabo, puerro…
Cuando existe un equilibrio entre nuestro cuerpo, mente y emociones. Nuestro desarrollo personal se potencia. Sin embargo, mantenerse en el equilibrio requiere trabajo, consciencia y constancia.
En Otoño, es más común aquejarse de alguna parte de nuestro cuerpo. Nuestras vulnerabilidades reaparecen, pero no sólo en nuestro físico, también se resienten nuestros conflictos aún no resueltos, nuestras emociones mal gestionadas, nuestros pensamientos más escondidos, etc. Esta época del año, es la más adecuada para deshacerse de todo aquello que no interesa, es decir, solemos hacer limpieza en casa y tirar todo aquello que ya no sirve, reciclar, etc. Pues, a nivel físico, mental y emocional también es aconsejable hacer lo mismo. Es ideal hacer un ejercicio de introspección para mejorar nuestro bienestar.
Con esta receta, puedes empezar a nutrir de verdad, con nutrientes reales, a tu cuerpo y esto, se verá reflejado en tus pensamientos (claridad mental) y en tus emociones (una mejor gestión). A su vez, trabajar en paralelo, que es lo que te propongo, agiliza mucho más el proceso hacia tu bienestar. Por eso, además de las recetas que te comparto más abajo, también te facilito unas pautas, que siempre podrás adaptar a tu comodidad, para reconocer y liberar tus emociones. Lo importante es mantenerse en ese equilibrio.
– 200 gr de cou-cous integral (trigo, espelta…)
– 60 gr de castañas troceadas y tostadas
– 80 gr de pasas sultanas
– Canela al gusto
Preparamos el cous-cous según las instrucciones del paquete (como recomendación, el agua para hidratar el cou-cous podría sustituirse por caldo vegetal casero). A continuación tostar y trocear las castañas al gusto. Las pasas se pueden hidratar previamente unos 15 o 20 minutos en agua, si se desea, (la textura de la pasa se suaviza).
Una vez preparados todos los ingredientes, se mezclan y se condimenta con canela al gusto.
En primer lugar se corta la cebolla en juliana o medias lunas y se añade tanto la cebolla como la calabaza troceada a una sartén con un chorrito de AOVE. Una vez pochada la cebolla, añadir la albahaca al gusto y agregamos el agua o el caldo vegetal casero poco a poco a medida que se vaya consumiendo. Dejamos que se vaya haciendo a fuego lento.
Una vez esté la calabaza cocinada agregarle la salsa de soja y el endulzante elegido. Acompañar el cous-cous previamente cocinado con esta deliciosa calabaza.
¡¡Buen provecho!!
En situaciones dónde sentimos que perdemos “los papeles”, es cuando nos paramos a reflexionar cómo poder evitarlo para no llegar a las consecuencias que esa reacción puede provocar.
Antes de nada comentar que una buena gestión emocional es un trabajo diario y progresivo, pero una vez puesto en práctica van apareciendo los resultados que queremos y después de varias veces se automatiza y lo incluimos como hábito o cambio de actitud.
Cada vez que nos levantemos y cuando nos acostemos o en algún momento del día que dediquemos para nosotros mismos/as, podemos hacernos la pregunta ¿Cómo me siento? Triste, feliz, enfadado/a, avergonzado/a, con miedo…y olvidarnos de las etiquetas emocionales, es decir, sentirse triste o tener miedo no está bien y entonces, no son gestionadas y se tapan, se esconden y es así como se va generando el desborde emocional.
Entender, que la tristeza, el miedo o cualquier otra emoción etiquetada como “mala” en realidad es un estado emocional transitorio que nos está ayudando a descubrir y trabajar en nuestros obstáculos y superarlos. Entonces, simplemente sintamos la emoción y darle su espacio, sea cual sea, para liberarla y entendernos a nosotros mismos. Sin juzgar, ni la emoción ni a nosotros. Por ese motivo, una vez identificada la emoción o emociones, la siguiente pregunta podría ser ¿Qué pudo hacerme sentir así? En este paso, lo aconsejable sería abstraernos a la situación o situaciones que provocaron en ti esa respuesta emocional y observarla desde lejos y sin juicios. Como si se tratara de una película que estás visionando de forma muy consciente.
Una vez llegado a este punto la siguiente pregunta sería ¿Qué puedo hacer? Para que este paso sea más fácil, aconsejo enfocarlo desde el punto de vista de alguna persona que nosotros conozcamos de confianza (amigo/a, vecino/a, familiar…). Es decir, cambiar la pregunta a ¿Qué haría mi vecino/a, amigo/a, familiar…? Y cuando te respondas, esa será tú respuesta para poner en práctica.
Estamos fisiológicamente preparados/as para sentir, simplemente hay que ser consciente de que lo estamos. La práctica consciente crea el hábito y por ende tu conducta.
Espero y te ayude a acercarte un poco más a ti mismo/as, para conocerte y ser consciente de cada instante con confianza y autosatisfacción.
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